El derrame ocular o hemorragia subconjuntival se presenta cuando se rompen los vasos sanguíneos de la conjuntiva (membrana mucosa que cubre el globo ocular) y pese a su apariencia llamativa, este no es peligroso en lo absoluto.
Entre las causas de un derrame ocular se encuentran un estornudo violento, un pujido, un cambio brusco de temperatura e incluso, frotarse los ojos; lo que provoca enrojecimiento de los ojos.
Este enrojecimiento es benigno, no causa problemas de visión ni malestar significativo en el ojo, aunque suelen presentarse algunas manifestaciones antes de que aparezca la hemorragia ocular como comezón, ardor y sensación de tener arena en los ojos.
Cabe destacar que los especialistas descartan que la presión arterial alta sea causa de este padecimiento y que en caso de presentar sangrado y dolor, el paciente debe acudir de manera inmediata con el médico.
Este padecimiento se puede presentar en niños y adultos, debido a que a veces es ocasionado por alguna conjuntivitis alérgica o por daño en alguna estructura interna como la córnea.
Suele ser el más común y no tiene ningún problema. No requiere de un tratamiento médico, ya que desaparecen por si solos, entre 7 y 10 días, debido a que la sangre desaparece gradualmente con el tiempo.
Los derrames oculares también pueden aparecer en la parte inferior del ojo, pero el sangrado no se nota; en tanto que en la parte superior, el párpado puede tener un moretón sin consecuencias.
Se caracterizan por provocar visión baja, no se pueden observar a simple vista y se presentan frecuentemente en pacientes con diabetes, que tienen alguna vena tapada o lesión de la retina, por lo que esos derrames generan visión rojiza, que requiere de atención médica para que se identifique la causa que lo genera y el tratamiento a seguir.
Es importante cuidar la salud y bienestar de los ojos, por lo que se recomienda acudir al oftalmólogo una vez al año, y no esperar hasta que se presente una molestia o sangrado.